Dos golpes con una paleta de madera en la oficina del director fue el precio que Kaley Zacher, de 11 años, pagó por ignorar advertencias sobre rezagarse con sus tareas escolares.
Reglas son reglas, dijo su madre, Kimberly Zacher, de Dexter, así que ¿por qué el castigo tendría que ser diferente que en casa cuando su niña es desobediente?.
"Lo que inculcamos a nuestros niños es que cuando quebrantas las reglas hay un castigo, que tienes que sufrir las consecuencias", dijo. "No hay por qué tener dos reglas diferentes".
Aunque el castigo corporal en las escuelas estadounidenses ha declinado en décadas recientes, las nalgadas todavía están en las regulaciones de 19 estados, pese a que el departamento federal de Educación ha hecho llamados a cesar la disciplina física, que afecta desproporcionalmente a estudiantes discapacitados y de minorías étnicas.
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