Por: SAUL PIMENTE
En el nuevo período constitucional que comienza el 16 de este mes, las cosas no serán color de rosas para el presidente Danilo Medina. Aparentemente, habrá muchos conflictos con sectores laborales que desde ya están reclamando aumentos de sueldos y otras reivindicaciones.
A los ya tradicionales reclamos de médicos, enfermeras, bioanalistas y demás miembros del sector salud se han sumado los de jueces, alguaciles, personal administrativo y otros miembros del Poder Judicial que también exigen sea destinado un estimable porcentaje del PIB hacia esta área. Precisamente, el lunes estos últimos realizaron “lo que nunca se había hecho”: vigilias simultáneas en distintas ciudades del país, frente a sus respectivos recintos judiciales, nada más y nada menos que dentro de su horario laboral, a pesar de que el presidente de la Suprema Corte de Justicia y del Poder Judicial, Mariano Germán Mejía, les había advertido que no debían hacerlo.
Asimismo, no obstante el hecho de que funcionarios han estado calladamente atando cabos con líderes de las centrales sindicales, también éstos se proponen asumir una actitud beligerante a partir de este 16 de agosto para hacer valer su exigencia de aumento del salario mínimo en el sector privado, discusión que se ha venido posponiendo, primero por la campaña electoral, luego por los comicios y finalmente a la espera de que se instale el nuevo gobierno.
En forma paralela, los ingenieros agrónomos han planificado una serie de acciones con el fin de que el gobierno atienda reclamos similares.
El Presidente Danilo Medina, a quien se le atribuyen dotes de buen estratega y buen negociador, tendrá indiscutiblemente que hilar muy fino para evitar que estos reclamos sociales escapen de su control y empañen sus iniciativas en su segundo mandato constitucional.
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